ELEMENTOS DE ANALISIS SOBRE LOS ORIGENES DEL CONFLICTO SOCIAL Y ARMADO COLOMBIANO: Desde una mirada económica. (II)

INTRODUCCIÓN

La urgente necesidad de poner los medios de comunicación en defensa del proceso de paz es indispensable para la reconciliación nacional. Ello no podrá suceder si no se democratiza una sociedad que históricamente ha sufrido las constantes arremetidas de los instrumentos de información contra la paz.

Todos nuestros esfuerzos como sociedad deben ir encaminados a construir una pedagogía para la paz que permita dar a conocer los avances y las dificultades que hay en el actual proceso de paz en la Habana, así como informarnos de todo lo que salga acordado entre el ELN y el gobierno colombiano.

Esta vez, se intentará exponer algunos elementos generales en lo que ha sido la construcción de un modelo excluyente en nuestro País, a lo largo del siglo XX y lo recorrido del XXI. El siguiente documento realiza una interpretación del conflicto colombiano a partir de los procesos y tendencias que suceden en Colombia, más allá de analizar hechos o sucesos en materia económica.

CONSTRUCCIÓN DE MODELO ECONÓMICO EXCLUYENTE Y VIOLENTO

Comprender los orígenes del conflicto social y armado colombiano es indispensable para la construcción de una paz estable y duradera. El Pueblo colombiano, tiene el derecho de conocer las causas de los desplazamientos, los asesinatos, las desapariciones. Es importante que conozca que toda su formación social, modelo económico, sistema político, Estado, cultura, ha estado dirigido a fomentar la exclusión, la violencia y la legitimación de un orden social capitalista.

Las expresiones de la rebelión armada son una consecuencia en la constitución de un orden social y económico excluyente, su nacimiento es netamente defensivo, en esa medida la violencia en Colombia es de carácter estructural y sistemática.

El conflicto colombiano, tiene su origen primigenio en las formas económicas y políticas de la invasión española, instituciones que quisieron ser perpetuadas y lo fueron de alguna manera, por los herederos de una casta criolla pro-monárquica. Las disputas del siglo XIX, posterior a la independencia, expresaron la disputa entre los intereses de artesanos y comerciantes; su visión republicana liberal choco desde el 20 de julio de 1810 (grito de independencia) con la visión retrograda, continuista y conservadora de personajes como Santander, Camilo Torres Tenorio y Francisco José décadas.

Para Jairo Estrada, la conformación del régimen de acumulación capitalista de los años 20 hasta los sesenta es indispensable para conocer los orígenes del conflicto colombiano[1].La consolidación de la economía cafetera, la sustitución de importaciones y la explotación petrolera, fueron los inicios de un proceso de modernización e implementación de la economía capitalista mayoritariamente, con un lento proceso de transformación en la agricultura, en la que la concentración de la tierra ha sido factor desencadenante de conflictos agrarios.

La burguesía cafetera naciente de aquella época, logro consolidar una posición predominante gracias al peso de este en la economía nacional; el café fue el producto por décadas de mayor exportación y de generación de divisas para la acumulación y modernización del capital.

Para esta época, la violencia "desempeño una función ordenadora de las relaciones social capitalista en proceso de despliegue"[2]. Las comunidades campesinas no obtuvieron la ansiada reforma agraria integral, fueron severamente reprimidos, las directrices de la

burguesía cafetera fueron las que primaron en el campo, el sector industrial se puso a la cabeza de las actividades económicas, siempre desestructurando la protesta social.

El proceso de acumulación capitalista en Colombia no es para nada distinto a lo que Marx entendía hace ya, más de dos siglos; el despojo viene de la mano de la acumulación de unos pocos, en un gran proceso de conflictividad entre las clases. El capitalismo productivo, la sustitución de importaciones, la creciente urbanización, la concentración de la tierra, fueron la ley social para determinar los orígenes del conflicto, primero social, luego armado.

El orden social y económico capitalista no fue el mismo en el siglo XX. Primero se fortaleció mediante el aparato productivo, luego a partir de los sesenta sufrió un debilitamiento sustentado en la caída de la sustitución de importaciones, ello trajo una industrialización inconclusa, la industria luego de los 70 sufrió un duro golpe con el proceso de neoliberalización de la economía, la economía del café perdió fuerza y la burguesía cafetera cedió su hegemonía. El problema agrario en cambio, no tuvo mayores transformaciones; un endeble reformismo que no toco la concentración de la tierra estuvo a la orden del día, el poder latifundista luego del pacto del chícoral se expandió y cerró cualquier posibilidad de democratizar la tierra hasta ahora. A mediados de los años setenta, la vivienda fue sector estratégico para el modelo de acumulación; el endeudamiento de las familias a través de créditos con el sistema UPAC facilito el tránsito a la consolidación de la burguesía financiera. Esto consolido las bases para dar un nuevo salto, luego de la crisis capitalista, al modelo neoliberal.

Toda esta situación estuvo acompañada de la inserción internacional de Colombia, en la economía transnacional de los cultivos de uso ilícito, generando especulación financiera, mayor concentración de la tierra, estabilización de la economía nacional y mayor poder al latifundio. En nuestro País el tratamiento al narcotráfico ha sido contradictorio. Solo se le ha dado un procedimiento represivo al eslabón más débil de una gran cadena; el campesino pobre que siembra, cosecha y vende la hoja de coca, mientras el Estado actúa en contubernio con las grandes mafias, a quienes ha utilizado en la lucha contrainsurgente.

Para Estrada Álvarez, hay tres momentos claves en el siglo XX para entender los orígenes del conflicto desde una perspectiva economía; los años 20 hasta los 60, los 60 hasta finales de los 80 y los 90 hasta la actualidad.

Esta última etapa de despliegue constitucional del neoliberalismo en Colombia ha profundizado la acumulación por medio de la desposesión, bajo la batuta del poder financiero acompañado del poder latifundista y terrateniente. Este proceso es de vital importancia, pues la persistencia y la continuidad del conflicto social y armado colombiano no son más que por la continuidad de este modelo económico.

La flexibilización laboral, la venta de los renglones estratégicos de la economía, los innumerables tratados de libre comercio, entre otros, ha sido la manera como la burguesía Colombia viene manejando la economía. Acompañado de esto, las economías de enclave de extracción minero- energético aparecen enriqueciendo a unos pocos, mientras acaban con el ecosistema, se apropian de la tierra y el territorio y desplazan a miles de campesinos, indígenas y afros.

Finalmente a esta difícil y conflictiva etapa de Colombia se le suma la producción del agro tipo exportación; caña de azúcar, palma africana, banano. La debilitación de la economía campesina desde los inicios de la década de los veinte ha seguido su curso; asesinatos a dirigentes agrarios, exilio, atentados, persecución, encarcelamiento, han sido formas que el capital explora con miras a desarticular los procesos de resistencia., Para Estrada, este periodo a diferencia de los otros anteriores "se logró en cierta medida, la cohesión de las clases dominantes en torno a un mismo proyecto político- económico", pero que hoy se muestra fragmentada entre la burguesía terrateniente y latifundista y la burguesía financiera frente el modelo de desarrollo rural


[1] ESTRADA, Jairo. Acumulación capitalista, dominación de clase y rebelión armada. Elementos para una interpretación histórica del conflicto social y armado. En; Comisión histórica del conflicto y sus víctimas. pág. 6.

[2] Ibídem. Pág. 9. 

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