Lo acontecido el pasado 23 de junio en la Habana Cuba, no puede ser calificado de otra manera que no se el de ser el hecho histórico más importante de nuestro país desde 1903: fin de la Guerra de los Mil Días.

Convenir un acuerdo de fin del conflicto, contra todas las dificultades que se han presentado en el camino, a lo largo de casi cuatro años de diálogos entre el Gobierno de Junan Manuel Santos y la insurgencia de las FARC-EP y de superar en esta ocasión muchos intentos fallidos de los últimos 32 años, no puede menos que llenar de alegría y esperanza a los millones de colombianos y colombianas que hemos luchado de forma incansable por lograr una solución política dialogada al conflicto social y armado colombiano.

El 23 de junio de 2016, dejamos atrás la guerra y empezamos a construir la esperanza; la tan anhelada y necesaria paz, requiere del mayor entusiasmo, de un inmenso compromiso de quienes deseamos y nos comprometemos con la superación de las causas económicas políticas y sociales que originaron el alzamiento armado. Los pocos que hoy se oponen a la paz, lo hacen con la única intención de mantener sus privilegios, seguir gobernando con la fuerza del terror y no con el debate de las ideas. Nuestro reto, convencer a los colombianos y colombianas que la paz es tierra, empleo, salud, educación, vivienda, cultura, medio ambiente, respeto por las diferencias, democracia y soberanía.

Cárcel la Picota