APOYAR LA MARCHA DEL 2 DE ABRIL ES APOYAR LA CONTINUIDAD DE LA GUERRA

Fueron 8 años trágicos que la historia de Colombia recordará por siempre. Miles de asesinatos selectivos, detenciones masivas de inocentes ciudadanos, incremento y legalización del paramilitarismo, despidos masivos, terrorismo de estado e incremento exorbitante del pie de fuerza a costa del bienestar de las grandes mayorías.

Respaldar la convocatoria hecha por el Uribismo, significa ni más ni menos que expresar el deseo de regresar a una de las épocas más nefastas de la política en nuestro país; sería estar de acuerdo con una familia y un movimiento político que está ligado a la corrupción y el paramilitarismo, que tiene a buena parte de sus integrantes en la cárcel o huyendo de la justicia.

El legítimo derecho a la protesta debe seguir siendo una bandera del pueblo, no debe ser utilizada para intentar justificar una política narco paramilitar que segó la vida de miles de personas que luchaban por un País mejor; que llevó al País a niveles vergonzosos de extrema pobreza; más de seis millones de colombianos.

La protesta social debe seguir siendo un mecanismo de la lucha popular por una vida digna, por tierra y territorio, por el derecho al trabajo, la salud y la educación, por levantar las banderas de la paz con justicia social y no una expresión de la ultraderecha guerrerista para sabotear el proceso de paz con el cual se busca poner fin a un conflicto social y armado que lleva décadas y que nuestro País desea y necesitar superar para alcanzar la paz con justicia social

Corresponde a las comunidades organizadas la tarea de seguir el camino, de acabar con un conflicto social, económico y político, mediante la lucha popular y será mediante un paro cívico nacional de origen sindical y popular y no con una marcha engañosa cuyas banderas son levantadas por manos untadas de sangre. 

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